CAPITULO 4
GELATO I
Antes de llegar a mi casa, hicimos algunas paradas por el
camino, mi mamá y mis tías acompañaron a mis abuelos al mercado por algunas
cosas que ocuparían en la noche para la cena, ya que decidieron que lo mejor
sería no apurar las cosas y preparar todo para la cena, mientras tanto me
mandaron a mí y a mis primos a una fonda que había cerca de ahí a comprar la
comida.
Ya una vez listo todo eso, dado que llevaría un poco más de
tiempo de lo esperado en conseguir las cosas, me mandaron a que me adelantara a
la casa y me arreglara, para ello un tío me hiso el favor de llevarme.
Lo primero que hice fue dejar la comida en la mesa del
comedor, después entre a mi cuarto y procedí a quitarme y botar mis zapatos por
ahí, ya andaba cansado, pero lo bueno es que por fin todo lo pesado ya había
pasado, ahora solo era cuestión de bañarme, ordenar un poco y si quedaba tiempo
descansar un rato.
Me metí al baño y ya una vez quitada la ropa abrí la
regadera del agua caliente, al principio esta salió un poco fría, pero me fui
acostumbrando y está poco a apoco se fue templando hasta salir el agua
caliente. Mientras me tallaba la cabeza, cerré los ojos, y me puse a
reflexionar sobre varias cosas, era algo que me gusta mucho hacer, y además me
ayuda a despejar mi mente, relajarme y planificar.
Lo primero que se me vino a la cabeza fue el sueño que tuve,
sé que solo era un sueño y no debía darle importancia, pero estaba muy
insertado en mis pensamientos, trate de recordar si había visto ese lugar antes
en alguna película o serie, pero no me acordaba de nada similar, y por qué
sentí como verdaderamente me mareaba hasta desmayarme, y como al despertar
estaba bastante desconcertado y hasta con un ligero mareo, no acababa de darle
explicación, pero bueno, supongo que al final del día era inútil buscarle
lógica alguna porque era simple y sencillamente un sueño.
Lo segundo que se me vino a la cabeza, era saber en que
utilizaría mi tiempo libre, ahora que me había graduado tendría que esperar a
que comenzaran las clases de preparatoria, y todavía no me había planteado esta
situación, supongo que debería aprovechar y ver las series y leer los libros
que tenía pendientes, eso no cambiaba, supongo que el caso mío era similar al
de Emma.
Respecto a Emma, debía decidir qué es lo que haría, a ella y
a mí nos habían invitado a las 5 de la tarde para ir al zócalo y al parecer
comer o tomar algo, ella creo finalmente si tenía planeado ir, pero yo no había
decidido aún. Por una parte, pensé, a mí no me gustaba mucho salir, no ser
introvertido no era precisamente una cualidad propia de mí, por otra parte, no sabía
cuándo volvería a ver a Emma en persona, y no sabía si se volvería a presentar
una oportunidad así.
Me flote el resto del cuerpo con la barra de jabón,
empezando por los brazos hasta llegar a los pies, y deje que el agua hiciese el
resto del trabajo y se llevase todo el sudor y resto de espuma que quedara, era
una sensación bastante relajante. Entonces, ya más relajado, me plante que, si
quería ir, entonces tenía que pedir permiso, y para esto tenía que hacer el
intento de convencer, sobre todo a mi mama, de que me diesen permiso, cosa que
no sería nada fácil dado las visitas que tenía, ahora, suponiendo que si
obtuviese el permiso, tenía que organizar mi tiempo si quería llegar a una hora
adecuada antes de la cena, para así alcanzar algo de lo más sabroso y oír las
pláticas de mis abuelos.
Si no me equivoco, el zócalo estaba a unos como mucho 15
minutos caminando de aquí, y el café del maestro estaba a otros 5 minutos de
ahí, entonces la ida y vuelta serían unos 40 minutos, planteado esto, lo ideal
sería pasar ahí 1 hora, 2 dos a lo mucho, e irme antes de que diesen las siete,
haciendo cálculos rápidos, y si estos no fallaban, debería estar aquí antes de
las 7 y media de la tarde.
Supongo que esa era mi mejor y única alternativa, pero
bueno, no tenía nada que perder con intentarlo. Tomé mi toalla para secarme la
cabeza, el cuerpo, y me cubrí con ella para después dirigirme a mi cuarto a
cambiarme, ya solo era cuestión de ordenar y esperar a que llegasen para pedir
permiso…
. . . .
No había nada interesante que ver en la tele, cosa que no
era nueva, la única diferencia que avía era que en lugar de un noticiero era un
programa de chismes y competencias, y que ahora en vez de presumir los
beneficios de tomar, ahora por lo menos estaban presentando una lista de comidas
para bajar de peso, cosa que ya era un avance.
De repente escuché como un coche se estacionaba fuera de la
casa, en ese momento supe que ya habían llegado. Lo primero que hice fue
guardar mi consola de inmediato asumiendo el riesgo inminente que representaban
mis primos, y lo segundo fue arreglar la mesa, procurar que esta estuviese en
condiciones, esto sería útil además para facilitar convencer a mis papás de que
me diesen permiso.
- ¡Quiubo sobrino! - Me dijo mi tío entrando por la puerta.
-Buenas tardes tío- Respondí.
Me dispuse a ayudar cargando las bolsas que habían traído
del mercado llenas de verduras, algunas frutas, pollo, y otros múltiples
ingredientes que más tarde usarían en cocinar la tan anhelada (por mi) cena;
Pero también, cargué unas maletas, las cuales, por su aspecto viejo, intuí que
se trataban de las de mis abuelos, los cuales más tarde me enteré de que se
quedarían algunos días debido a lo largo del trayecto.
Un rato después, todos nos encontrábamos en la mesa, abrí
uno de los platos que había dejado en la mesa ase un rato y me serví, se
trataba de varias piezas de carne de lo que parecía ser puerco bañadas en
salsa; Tome una pieza junto con una ración de salsa, además de arroz y me
dispuse a comer.
Estuve un rato en la plática familiar, aproveche y comente a
mis padres acerca de la invitación que se me avía echo, después de pensarlo por
un rato me dieron la afirmativa, pero me dijeron que le hiciese saber a Emma
que le dijese a su madre que, debido a que recientemente cambio de número, no
pudo ponerse en contacto con ella, pero que los invitaba a la cena de al rato.
Yo asentí, al principio estaba un poco confundido, pero después recordé que también
nuestras madres tenían una buena amistad desde hace tiempo, por lo que tenía
sentido que tuviese la confianza para hacer esa invitación.
Acabando de comer, me puse a jugar un rato con mis primos,
pero eso sí, restringiéndoles seriamente que maltratasen o fuesen muy bruscos
con mi consola. Así estuve un rato, en lo que mi madre acababa de comer y daban
las 5, ya que al final ella seria la que me fuese a dejar, cosa que me alegro
porque me ahorraría la larga caminata
Llegada la hora, me despedí de mis abuelos, que eran los
únicos que se quedarían porque el resto de mis familiares volverían hasta más
tarde para la cena, y me subí al coche para disponerme a ir al zócalo.
. . . .
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