lunes, 17 de junio de 2024

LO QUE OCULTAN LAS HOJAS CAP 4

 

CAPITULO 4

GELATO I

 


Antes de llegar a mi casa, hicimos algunas paradas por el camino, mi mamá y mis tías acompañaron a mis abuelos al mercado por algunas cosas que ocuparían en la noche para la cena, ya que decidieron que lo mejor sería no apurar las cosas y preparar todo para la cena, mientras tanto me mandaron a mí y a mis primos a una fonda que había cerca de ahí a comprar la comida.

Ya una vez listo todo eso, dado que llevaría un poco más de tiempo de lo esperado en conseguir las cosas, me mandaron a que me adelantara a la casa y me arreglara, para ello un tío me hiso el favor de llevarme.

Lo primero que hice fue dejar la comida en la mesa del comedor, después entre a mi cuarto y procedí a quitarme y botar mis zapatos por ahí, ya andaba cansado, pero lo bueno es que por fin todo lo pesado ya había pasado, ahora solo era cuestión de bañarme, ordenar un poco y si quedaba tiempo descansar un rato.

Me metí al baño y ya una vez quitada la ropa abrí la regadera del agua caliente, al principio esta salió un poco fría, pero me fui acostumbrando y está poco a apoco se fue templando hasta salir el agua caliente. Mientras me tallaba la cabeza, cerré los ojos, y me puse a reflexionar sobre varias cosas, era algo que me gusta mucho hacer, y además me ayuda a despejar mi mente, relajarme y planificar.

Lo primero que se me vino a la cabeza fue el sueño que tuve, sé que solo era un sueño y no debía darle importancia, pero estaba muy insertado en mis pensamientos, trate de recordar si había visto ese lugar antes en alguna película o serie, pero no me acordaba de nada similar, y por qué sentí como verdaderamente me mareaba hasta desmayarme, y como al despertar estaba bastante desconcertado y hasta con un ligero mareo, no acababa de darle explicación, pero bueno, supongo que al final del día era inútil buscarle lógica alguna porque era simple y sencillamente un sueño.

Lo segundo que se me vino a la cabeza, era saber en que utilizaría mi tiempo libre, ahora que me había graduado tendría que esperar a que comenzaran las clases de preparatoria, y todavía no me había planteado esta situación, supongo que debería aprovechar y ver las series y leer los libros que tenía pendientes, eso no cambiaba, supongo que el caso mío era similar al de Emma.

Respecto a Emma, debía decidir qué es lo que haría, a ella y a mí nos habían invitado a las 5 de la tarde para ir al zócalo y al parecer comer o tomar algo, ella creo finalmente si tenía planeado ir, pero yo no había decidido aún. Por una parte, pensé, a mí no me gustaba mucho salir, no ser introvertido no era precisamente una cualidad propia de mí, por otra parte, no sabía cuándo volvería a ver a Emma en persona, y no sabía si se volvería a presentar una oportunidad así.

Me flote el resto del cuerpo con la barra de jabón, empezando por los brazos hasta llegar a los pies, y deje que el agua hiciese el resto del trabajo y se llevase todo el sudor y resto de espuma que quedara, era una sensación bastante relajante. Entonces, ya más relajado, me plante que, si quería ir, entonces tenía que pedir permiso, y para esto tenía que hacer el intento de convencer, sobre todo a mi mama, de que me diesen permiso, cosa que no sería nada fácil dado las visitas que tenía, ahora, suponiendo que si obtuviese el permiso, tenía que organizar mi tiempo si quería llegar a una hora adecuada antes de la cena, para así alcanzar algo de lo más sabroso y oír las pláticas de mis abuelos.

Si no me equivoco, el zócalo estaba a unos como mucho 15 minutos caminando de aquí, y el café del maestro estaba a otros 5 minutos de ahí, entonces la ida y vuelta serían unos 40 minutos, planteado esto, lo ideal sería pasar ahí 1 hora, 2 dos a lo mucho, e irme antes de que diesen las siete, haciendo cálculos rápidos, y si estos no fallaban, debería estar aquí antes de las 7 y media de la tarde.

Supongo que esa era mi mejor y única alternativa, pero bueno, no tenía nada que perder con intentarlo. Tomé mi toalla para secarme la cabeza, el cuerpo, y me cubrí con ella para después dirigirme a mi cuarto a cambiarme, ya solo era cuestión de ordenar y esperar a que llegasen para pedir permiso…

 

. . . .

 

No había nada interesante que ver en la tele, cosa que no era nueva, la única diferencia que avía era que en lugar de un noticiero era un programa de chismes y competencias, y que ahora en vez de presumir los beneficios de tomar, ahora por lo menos estaban presentando una lista de comidas para bajar de peso, cosa que ya era un avance.

De repente escuché como un coche se estacionaba fuera de la casa, en ese momento supe que ya habían llegado. Lo primero que hice fue guardar mi consola de inmediato asumiendo el riesgo inminente que representaban mis primos, y lo segundo fue arreglar la mesa, procurar que esta estuviese en condiciones, esto sería útil además para facilitar convencer a mis papás de que me diesen permiso.

- ¡Quiubo sobrino! - Me dijo mi tío entrando por la puerta.

-Buenas tardes tío- Respondí.

Me dispuse a ayudar cargando las bolsas que habían traído del mercado llenas de verduras, algunas frutas, pollo, y otros múltiples ingredientes que más tarde usarían en cocinar la tan anhelada (por mi) cena; Pero también, cargué unas maletas, las cuales, por su aspecto viejo, intuí que se trataban de las de mis abuelos, los cuales más tarde me enteré de que se quedarían algunos días debido a lo largo del trayecto.

Un rato después, todos nos encontrábamos en la mesa, abrí uno de los platos que había dejado en la mesa ase un rato y me serví, se trataba de varias piezas de carne de lo que parecía ser puerco bañadas en salsa; Tome una pieza junto con una ración de salsa, además de arroz y me dispuse a comer.

Estuve un rato en la plática familiar, aproveche y comente a mis padres acerca de la invitación que se me avía echo, después de pensarlo por un rato me dieron la afirmativa, pero me dijeron que le hiciese saber a Emma que le dijese a su madre que, debido a que recientemente cambio de número, no pudo ponerse en contacto con ella, pero que los invitaba a la cena de al rato. Yo asentí, al principio estaba un poco confundido, pero después recordé que también nuestras madres tenían una buena amistad desde hace tiempo, por lo que tenía sentido que tuviese la confianza para hacer esa invitación.

Acabando de comer, me puse a jugar un rato con mis primos, pero eso sí, restringiéndoles seriamente que maltratasen o fuesen muy bruscos con mi consola. Así estuve un rato, en lo que mi madre acababa de comer y daban las 5, ya que al final ella seria la que me fuese a dejar, cosa que me alegro porque me ahorraría la larga caminata

Llegada la hora, me despedí de mis abuelos, que eran los únicos que se quedarían porque el resto de mis familiares volverían hasta más tarde para la cena, y me subí al coche para disponerme a ir al zócalo.

 

. . . .

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

LO QUE OCULTAN LAS HOJAS CAP 8

CAPITULO 8 DESPIERTA, YA LLEGAMOS   Ya llevaba un buen rato caminando, estaba atento del rudimentario camino de tierra para no tropeza...