CAPITULO 8
DESPIERTA, YA
LLEGAMOS
Ya llevaba un buen rato caminando, estaba atento del
rudimentario camino de tierra para no tropezarme con algún tronco o enredadera
salidos de la frondosa vegetación, aunque la gran cantidad de neblina no
ayudaba mucho en eso. Fue hace aproximadamente media hora que había despertado
en este sitio, me encontraba un poco desorientado, confundido, me costaba hacer
memoria, no comprendía él porque estaba acá, lo último que recuerdo es haberme
dormido en una silla…un asiento, mejor dicho, creo que estaba yendo a un lado.
Camine un poco más mientras intentaba hacer memoria, en un
momento llegue a un pequeño rio, el cual no se veía muy bien, no comprendía si
era por mi confusa visión o porque este estaba contaminado, pero prefería no
averiguarlo, y sobre el yacía un puente de madera, el cual se veía bastante
viejo, y daba indicios de que hacía mucho tiempo que había quedado en desuso.
En ese momento me plantee si debía dar vuelta atrás o buscar otro camino, pero
dado que en todo lo que llevaba caminando no había hallado ni una desviación y
rastro de civilización salvo por ese puente, pues no tenía muchas alternativas.
Me acerque con mucho cuidado, primero puse mi pie en uno de
los muchos tablones sostenidos por los viejos y musgosos troncos que hacían de
vigas, al presionarlo se escuchó un ligero rechinar, al principio me sentí un
poco inseguro de intentar cruzar, pero dado que parecía ser estable dentro de
lo que cabía, pues agarre valor y a base de ligeros pasos me adentre en este.
Por cada paso que daba, el suelo crujía más, sentía que cuando menos me lo
esperaba este se derrumbaría mis pies y caería inevitablemente a esa corriente
de lo que esperaba fuera agua…en que estoy pensando, que otra cosa podría ser,
a lo mucho acabaría mojado o sucio, y solo tendría que nadar a la ahora cercana
orilla.
Con este pensamiento en mente, decidir aumentar el paso, y
cuando ya estaba por llegar una de las tablas del suelo se rompió, lo que provocó
que me tropezará y cállese en el suelo de tierra del otro lado del camino. Me
levanté y, desempolvándome mi ropa que se había ensuciado por la caída, me
dispuse a revisar mi alrededor, efectivamente, había logrado cruzar al otro
lado. Me sentí aliviado por eso, pero después recordé la situación en la que me
encontraba y esa alegría se pasó de manera fugas, tal como había venido se
había ido.
Definitivamente este no era mi día, seguramente si se lo
contara a Emma o me viera, no sabría si reírse a carcajadas o sentir compasión
por mi…Emma, es cierto, estaba con ella en un autobús, junto a mis abuelos,
estábamos de camino a su casa. En ese momento mi mente se llenó de muchas
preguntas, ¿Qué fue lo que paso?, ¿Dónde están?, ¿Nos accidentamos?, ¿Acaso me
caí del autobús por algún motivo mientras dormía?, ¿Sera por eso que estoy
aquí?
Eran demasiadas interrogantes, que más que respuestas me
estaban atormentando con una presión que era demasiada para una persona, sobre
todo en tan poco tiempo. Lo primero que hice fue revisarme, quería verificar si
no tenía algún rastro, alguna lesión que indicara algún accidente, pero lo
único que encontré fue un pequeño raspón por mi reciente tropiezo, pero cuando
revise cerca de mis bolsillos, recordé que tenía mi teléfono, lo podría
utilizar para llamar a Emma y saber dónde están ella y mis abuelos. Lo busqué
apresuradamente para encenderlo, pero no lo encontré por ninguna parte.
-Carajo. -Dije impulsivamente al recordar que lo había
sacado para escuchar música en mis audífonos, los cuales evidentemente tampoco
estaban.
Comencé a caminar nuevamente, al ya no tener otra
alternativa, decidí que lo mejor sería caminar hasta encontrar un poblado o
algún medio para poder pedir ayuda y comunicarme con mis abuelos y Emma,
esperaba que se encontraran bien y no contaran con la misma mala suerte que la
mía.
No había avanzado mucho, cuando me di cuenta de que en un
costado del camino había un pequeño letrero, pero no podía distinguir lo que
decía, su pintura en la que en antaño habría echo algún señalamiento
prácticamente se había desvanecido, y no pude distinguir ni siquiera una letra,
solo había algunas manchas desvanecidas sin un sentido aparente. Pero mientras
trataba de entender lo inentendible, note como en el pequeño tronco delgado de
madera que lo sostenía había un cuchillo clavado, bastante rudimentario, o más
bien casero, como si alguien lo hubiese forjado por sí mismo, y en este estaba
enganchado un trozo de tela color amarillo.
- ¿Qué es esto? -Pensé en vos alta mientras tomaba la tela y
el cuchillo.
Inspeccioné rápidamente el pedazo de tela, a simple vista
parecía un trozo de alguna prenda que habían cortado, y que se encontraba un
poco desgastado, pero al extenderlo pude notar como había algo en él, una
especie de dibujo extraño, se trataban de unas líneas curvadas, una puesta
sobre otra, y abajo algo escrito, 2 cosas escritas para ser precisos, la
primera no la pude reconocer, estaba escrita en una letra que jamás había
visto, pero la segunda si, estaba una frase escrita en español.
- “Donde la vida fluye”-Leí bastante extrañado.
Cuando estaba tratando de comprender que querría decir esa
frase, empecé a sentir un mareo inmenso, tan fuerte, que me hiso caer de
rodillas al piso, mientras que con mi mano derecha sujetaba lo que había
encontrado, con la izquierda agarraba mi cabeza ante la desesperación, mi vista
no tardo en tornarse borrosa, y fue inevitable, caí desmayado al suelo.
. . . .
- ¿Oliver? - Dijo Emma extrañada al observar a su amigo
inquieto mientras dormía.
Estaba todo muy obscuro, me sentía aturdido, confundido, no sabía
que estaba pasando. ¿Acaso estoy muerto?, me pregunté ante la gran confusión
por la que estaba pasando, pero esa pregunta se respondió sola cuando sentí
bruscamente como me estaba moviendo, eso era bueno, seguía vivo, y para mejorar
empecé a escuchar algo, un sonido poco entendible, algo me estaba llamando. En
ese momento, abrí los ojos.
- ¡Oliver! - Dijo Emma levantando la voz, a la vez que
dejaba de sacudirme al ver como por fin reaccione.
- ¿Qué pasa? - Dije mientras trataba de volver a todos mis
sentidos. Pero cuando por fin reaccioné más serenamente, me di cuenta de que
había vuelto al autobús, había sido un sueño, mi teléfono estaba entre mis
piernas, aunque mis audífonos habían quedado colgando, probablemente se habían
caído mientras dormía, pero no importaba, no había un rio, ni un puente, ni un…
-Despierta, ya llegamos. - Dijo Emma mientras tomaba sus
cosas.
-Si, horita junto todo. -Dije mientras acercaba con mi mano
izquierda mi mochila y metía rápidamente lo que sujetaba en la otra mano.
- ¿Qué traes ahí Oli? - Dijo Emma con curiosidad al
percatarse de esto.
-Nada, solo guardaba mi teléfono-Dije tratando de no
titubear por los nervios. -Vamos, debemos apurarnos a bajar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario